top of page
industrias culturales 02.jpg

Semana 7

Industrias culturales

Hola!

Bienvenidas y bienvenidos a esta última clase de la unidad 2, sobre

Industrias culturales, pujas regulatorias

y políticas para la construcción de identidad 

en la que analizaremos características significativas de las industrias culturales en Argentina y el mundo, las pujas regulatorias por el intercambio de productos culturales a través de dos concepciones antagónicas, políticas culturales que permiten proteger la identidad y las expresiones culturales en contextos de globalización.

Tomaremos como lecturas de base cuatro textos:

  • “La escuela de Frankfurt y el concepto de industria cultural” (2010) de Briceño Linares,

  • "Excepción cultural, políticas nacionales y mundialización. Factores de democratización y de promoción de lo contemporáneo” (2002) de Frau Meigs,

  • Convención sobre la protección y la promoción de la diversidad de las expresiones culturales de 2005 y

  • “Globalización e identidad”, texto de Manuel Castells.

En el desarrollo de la clase se encontrarán con abundante material complementario.

 

Con esta clase completamos los contenidos de la Unidad 2, que serán evaluados y calificados con un Trabajo de Integración cuyas consignas recibirán por correo.

Ante dudas o consultas, ya lo saben, estamos disponibles.

Saludos cordiales.

La Cátedra.

Definiciones de Cultura e Industrias Culturales

Primeramente, y debido a que tiene muchas similitudes con la concepción de la comunicación como derecho humano fundamental, pensaremos a las industrias culturales a partir de la definición de la UNESCO de 1982 en la Conferencia Mundial sobre Políticas Culturales en la que plantea que:

UNESCO%201_edited.jpg

“La cultura puede considerarse actualmente como el conjunto de los rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o un grupo social. Ella engloba, además de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales al ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias y que la cultura da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. La cultura hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales, críticos y éticamente comprometidos, discernimos los valores y efectuamos opciones. A través de ella el hombre se expresa, toma conciencia de sí mismo, se reconoce como un proyecto inacabado, pone en cuestión sus propias realizaciones, busca incansablemente nuevas significaciones, y crea obras que lo trascienden".

Es un poco extensa la cita, es verdad, pero no deja lugar a dudas: tanto la cultura como la comunicación deben concebirse como derecho humano fundamental.

​

Desde la economía política de la comunicación, el catalán Ramón Zallo aporta un enfoque que nos sirve para subrayar la dimensión económica que define la Industria Cultural como:

“un conjunto de ramas, segmentos y actividades auxiliares industriales productoras y distribuidoras de mercancías con contenidos simbólicos, concebidas por un trabajo creativo, organizadas por un capital que se valoriza y destinadas finalmente a los mercados de consumo con una función de reproducción ideológica y social”.

Importa esta caracterización porque contiene, claramente, las dos dimensiones de las que hablaremos en el siguiente apartado. De todos modos, el concepto de “industria cultural” surgió en la segunda posguerra a partir de desarrollos críticos acerca de la cultura de masas llevadas a cabo por exponentes de la Escuela de Frankfurt como Theodor Adorno y Max Horkheimer. Posteriormente el término mutó su significado poniéndose énfasis en el impacto económico que generan las actividades culturales y por ende su particular interés en términos de política pública.

Las expresiones culturales como manifestación de la libertad de expresión

En 2005, la Convención sobre la Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales de la UNESCO estableció en su artículo 2 que:

“Sólo se podrá proteger y promover la diversidad cultural si se garantizan los derechos humanos y las libertades fundamentales como la libertad de expresión, información y comunicación, así como la posibilidad de que las personas escojan sus expresiones culturales”.

Tales principios se refieren en el presente a todas las plataformas mediante las cuales se desarrolla la comunicación como actividad humana, especialmente en internet.

UNESCO_convención_2005.png
Características principales de las industrias culturales

Definimos a las industrias culturales desde una doble dimensión;

​

  • dimensión simbólica: construcción de ideas, imaginarios, representaciones, modos de ver el mundo,

  • dimensión económica: bienes comerciales que tienen un fin de lucro, que generan trabajo, y dinamizan economías locales y regionales.

oie_transparent (2).png

Las industrias culturales pueden definirse como el conjunto de empresas e instituciones cuya principal actividad económica es la producción de cultura con fines de lucro. En el sistema de producción cultural serían las que crean mecanismos que buscan aumentar el consumo de sus productos, modificar costumbres sociales, educar, informar y transformar a la sociedad, por tanto abarca todos los ámbitos de la sociedad e intenta incluir a todos los individuos sin excepción (Dragojevic Hidalgo, 2012).

Generalmente, los sectores que mayormente se mensuran para las estadísticas son: artes escénicas, artes visuales, cine, literatura, música, periódicos y revistas, publicidad, radio, televisión, videojuegos, pero tal como se observa en el cuadro, existen otras.

Fuente:

Alonso y otros (2011). Indicadores para el seguimiento de la Industria Cultural de Cali.

         Breve recorrido histórico: 
Un re-encuentro con las ideas de la Escuela de Frankfurt

En el cuadernillo de cátedra (pág. 16) les compartimos un apartado en el que hacemos mención al contexto del surgimiento de la Escuela de Frankfurt marcado por el ascenso del nazismo, la Segunda Guerra Mundial, el avance del capitalismo en cuanto a tecnología industrial y el autoritarismo del sistema soviético.

Aquí haremos una síntesis del texto de Briceño Linares que está en la bibliografía obligatoria de la Unidad 2: “La escuela de Frankfurt y el concepto de industria cultural” (2010)  para poder reflexionar acerca de la vigencia de la Teoría Crítica a partir de la defensa en la elaboración de un pensamiento emancipatorio que cuestione con profundidad las tendencias totalitarias, excluyentes y conducentes a la dominación del ser humano.

Los actores cambiaron pero, tal como vimos en la unidad 1, estamos en esta era informacional donde es necesario revisitar estos conceptos que nos permiten ejercer el pensamiento crítico:

  • Los pensadores de la EF presentan sus críticas al sistema imperante, visibilizan la reproducción de la desigualdad social, la exacerbada explotación de la naturaleza y la pérdida de autonomía y sentido crítico de la población.

  • La EF critica la idea que coloca a los medios de comunicación de masas como democratizadores de la cultura y los grandes potenciadores de la creatividad y originalidad.

  • Para ellos la población se enfrenta a un poderoso bombardeo de productos simbólicos asombrosamente similares, uniformes.

  • Productores culturales, publicistas y especialistas en marketing son encargados de diseñar los productos culturales para todos los grupos sociales, procurando dar siempre la ilusión de originalidad, diversidad y elección.

oie_transparent%20(3)_edited.png

Los medios y la producción fabril de productos simbólicos

Los procesos de estandarización de los bienes culturales, su homogenización, la conformación de un estilo único, que se impone incluso detrás de la aparente diversidad, son las tendencias fundamentales que caracterizarían ese nuevo orden de producción cultural masificado. Detrás de la aparente diversidad, subyacen los mismos esquemas discursivos, los mismos guiones, las mismas melodías pegajosas. La reproductibilidad técnica de los bienes culturales, según Walter Benjamin, es el procedimiento que explica la pérdida del aura -esa irrepetible lejanía- de los productos culturales de la sociedad de masas.

 

En síntesis, la Industria Cultural apunta a la preservación del status quo. Moldea a los sujetos en función de la lógica que el orden social impone, la razón técnica, la mecanización del ocio y el trabajo, la ley de la ganancia. Crea sus necesidades, encausa sus deseos, dosifica sus placeres.

Usos y consumos de las industrias culturales en Argentina

En nuestro país desde hace unos años contamos con el sistema de información cultural de argentina SINCA. Cada cuatro años presenta datos a partir de la Encuesta Nacional de Consumos Culturales que indaga en los consumos y hábitos ligados a la escucha y producción de música, la práctica de instrumentos, la lectura, la asistencia al cine, el hábito de escuchar radio, mirar televisión y video, internet y videojuegos, los gastos realizados en equipamiento y prácticas culturales, entre otros.

La última ENCC 2017 y presenta dos novedades centrales:

  1. el aumento considerable del uso de internet para el consumo cultural e informativo.

  2. el acceso a la cultura cambia su condición y pasa de tener características “elásticas”, es decir, aumenta o disminuye el consumo cultural según el contexto económico para ser considerado una “canasta básica”, esto es, el acceso a la información y la cultura se rige por una tarifa básica mensual (internet, telefonía móvil, electricidad, etc).

 

Entre varios datos significativos menciona que el consumo musical por streaming se triplicó y la radio perdió un 17% de audiencia respecto de la encuesta 2013. Se sostiene la TV con un consumo del 95%. Las señales de cable (78%) son más vistas que las de aire (58%). Hay menor interés en la lectura de los diarios (de 73% a 57%). Si les interesa profundizar, en este enlace encontrarán una nota de análisis de la ENCC 2017.

Informe ENCC 2017 tapa.png
Mapa mundial de las industrias culturales y disputas regulatorias

Nos parece pertinente tener una mirada sobre la producción de estas industrias culturales a nivel global en dos planos:

  • Primero, sobre cuáles son los países productores y exportadores de información y cultura.

  • Segundo, sobre las políticas culturales y las disputas regulatorias por el comercio mundial de bienes culturales.

 

Para lo primero, identificar qué países y regiones se constituyen como referencias de qué industrias culturales, les proponemos observar el mapa que presentó la UNESCO en 2015 sobre el informe “Tiempos de cultura”.

Vemos, entre otros datos, que las industrias culturales y creativas generan cada año 2,25 billones de dólares, lo que supone el 3% del PIB mundial, y dan empleo a 29,5 millones de personas (1% de la población activa del mundo). Los ingresos de las industrias culturales y creativas suponen más puestos de trabajo que los de la industria automovilística de Europa, Japón y Estados Unidos en su conjunto (29,5 millones de empleos frente a 25 millones).

También, recuperando ideas del Informe MacBride sobre los desequilibrios en los flujos de información y desigualdades en las condiciones de producción-distribución-consumo cultural, nos permitimos traer un buen aporte de Muraro (1987) en el que se analiza la producción, circulación y consumo de las industrias culturales a escala global desde la teoría de la dependencia. Allí explicita que la dependencia ocurre no sólo a partir de la des-localización de la producción y capacidad de centralización del control de la producción que tienen los países centrales sino también en plantear que la imposición de “los hábitos de consumos de las economías avanzadas determinan parcialmente los estándares de vida de las atrasadas, estimulando la irrupción de nuevas necesidades”.

industrias culturales mapa 2.jpg

Fuente:

UNESCO, 2015

"Excepción cultural", políticas nacionales y globalización

Proponemos un segundo análisis sobre las industrias culturales a nivel global, priorizando ahora el plano regulatorio. Para esto nos sirve el texto de Divina Frau Meigs (resumido en cuadernillo2, página 19) que parte del análisis de un hecho concreto para observar posiciones antagónicas sobre cómo debe regularse el intercambio de bienes culturales a nivel global.

rondauruguay.jpg

El texto de Frau Meigs analiza actores, negociaciones y pujas de intereses a partir de una reunión del GATT, que es el Acuerdo General sobre Comercio y Aranceles, con el propósito de regular la economía global. El GATT tuvo varias rondas, comenzó en 1986 lo que se conoció como Ronda Uruguay que concluyó en 1994, y propició un debate sobre la liberalización, privatización y desregulación del comercio audiovisual, la propiedad intelectual y las telecomunicaciones.

Dos concepciones antagónicas sobre la excepción cultural

Tomamos como propio el concepto de “excepción cultural” en un doble sentido:

​

  • en tanto posibilita la “intervención reglamentaria y financiera de los poderes públicos con el fin de corregir las distorsiones internacionales que se desprenden de la economía de mercado” y

​

  • en la posibilidad de promocionar medidas de apoyo a la creación y a la producción local por parte de los Estados-nación, principalmente europeos, pensando sobretodo en películas y obras audiovisuales.

​

El debate sobre la excepción cultural al interior de la Organización Mundial Comercio OMC devino en dos posturas:

​

  • Para los EXCEPCIONISTAS, quienes exigen un tratamiento distintivo para los bienes culturales, los Estados tienen el derecho de conducir políticas nacionales destinadas a dar vida a las industrias culturales en su territorio. También se oponen a la percepción según la cual el cine y el audiovisual son simplemente industria de entretenimiento, sino que los conciben como un arte que forma parte de un patrimonio cultural. Consideran que el mercado mundial en cuestión es un falso mercado, dominado por un pequeño número de empresas multinacionales capitaneadas por EEUU. Esta postura es sostenida por la Unión Europea, en particular por Francia, con el apoyo de Canadá.

​​

  • El argumento de los LIBRECAMBISTAS, que pregonan el abandono total de medidas de protección, considera que el cine es un entretenimiento con base industrial, rechazan toda idea de protección de esta industria. Piden la supresión de toda barrera aduanera y de todo subsidio estatal destinado a estos productos. Es la postura encabezada por Estados Unidos.

 

Dice Frau Meigs que la “excepción cultural” señala la toma en consideración de uno de los principales hechos culturales después de la Segunda Guerra Mundial: la utilización de los medios de comunicación para las políticas de identidad.

La postura que sostienen los excepcionistas implica que la lógica del mercado no asegura diversidad y que los medios para representar esa identidad cultural no pueden delegarse a un tercero.

Justamente, en este trabajo se propone una evolución del término “excepción cultural” hacia el de “diversidad cultural”, implicando así un reconocimiento por parte de la UNESCO que impone nuevas recomendaciones a los Estados. Aspecto que veremos será incorporado por la UNESCO en la Convención sobre la protección y la promoción de la diversidad de las expresiones culturales en 2005.

"Excepción cultural", políticas nacionales y mundialización
material complementario

En este material complementario sobre “Excepción cultural” podrán ver en la página 15 el Top 10 de películas más vistas en cine del año 2010 en distintos países. Se destaca la centralidad que tiene para los Estados poder promover sus propias producciones audiovisuales ya que proyectar la propia imagen se convierte en esencial para preservar la identidad cultural.

La Convención de 2005 (Cuadernillo 2, pág. 22) significa un avance en términos de pensar la cultura desde una perspectiva de derechos. Propone reafirmar el derecho de los Estados en la elaboración de políticas públicas culturales y redefine la concepción de las industrias culturales ya no ligadas a una preeminencia de la dimensión económica, característica del librecambismo cultural, sino del desarrollo sostenible de las comunidades, los pueblos y las naciones.

Reconoce el valor específico de los bienes culturales como vectores de transmisión de ideas, valores, identidad con el objetivo de potenciar la cooperación y solidaridad entre naciones a escala internacional, y promover las expresiones culturales de todos los países.

La premisa central de la Convención es el concepto de diversidad cultural. Comprendiéndola como una característica esencial de la humanidad que constituye un patrimonio común de la humanidad. Entendemos que esto no implica una visión patrimonialista de las políticas culturales sino que supone “la multiplicidad de formas en que se expresan las culturas de los grupos y sociedades. Estas expresiones se transmiten dentro y entre los grupos y las sociedades”.

Convención sobre la protección y la promoción de la diversidad de las expresiones culturales - UNESCO 2005
UNESCO_convención_2005.png

La Convención también define algunos de estos actores y grupos involucrados en este proceso a los que les confiere derechos y obligaciones. Un actor central son las Industrias Culturales, en ese sentido señala que hay que darle prioridad a las industrias culturales independientes y nacionales. A las que hay que garantizarles el acceso efectivo a los medios de producción, distribución y difusión. Otro actor son los medios de comunicación social para los que indica medidas destinadas a promover la diversidad cultural que incluyen la promoción del servicio público de radiodifusión.

También hay lugar para las organizaciones sin fines de lucro, así como entidades públicas y privadas, artistas y otros profesionales de la cultura a los que la Convención propone garantizarles la libertad de expresión y circulación, y las condiciones necesarias para el desarrollo del espíritu creativo y de empresa. Los actores de la sociedad civil van a ser un actor relevante para garantizar y promover la diversidad de las expresiones culturales.

El otro actor central va a ser el Estado, los que adhieran a la Convención asumen la obligación de promover diversas medidas para hacer efectiva esta nueva definición de cultura que facilite garantizar los derechos y el acceso material a los sectores antes mencionados.

En síntesis, lo que propone la Convención 2005 es que por un lado se deben desarrollar políticas para la promoción de las expresiones culturales; esto es, favorecer la creación, producción, difusión y distribución de las expresiones culturales de las personas y los grupos, con una perspectiva que promueva las expresiones de las minorías étnicas y las mujeres, a la vez que se favorezca el acceso a las producciones culturales del propio territorio y otros países. Por otro, se deben desarrollar políticas para la protección de las expresiones culturales; es decir, proteger y preservar aquellas expresiones culturales que se consideren en riesgo de extinción o que se encuentren bajo situación de amenaza.

Estándares UNESCO sobre libertad de expresión e Internet

La UNESCO y otras organizaciones regionales también han realizado aportes para la regulación de la libertad de expresión en Internet.

EL el cuadernillo 2, página 25, encontrarán un resumen de la  “Declaración Conjunta sobre Libertad de Expresión e Internet”, refrendada por los  Relatores de Libertad de Expresión de la ONU, OEA, entre otros.

En este video se describen los cinco principios incluidos en el Informe “LIBERTAD DE EXPRESIÓN E INTERNET”, de la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos - CIDH

actividades a realizar 

durante la semana

dedo_señalador.png

Recibirán por correo las consignas del Trabajo de Integración de la Unidad 2.

UNIVERSIDAD NACIONAL DE AVELLANEDA
Derecho de la Comunicación
UNIVERSIDAD NACIONAL DE MORENO
Derecho de la Comunicación y la Información
bottom of page